Mujeres que deben su trabajo a la motocicleta

Una motocicleta siempre ha sido un símbolo de libertad, de diversión, de movimiento y agilidad. Esto es verdad y con un 30% de mujeres conductoras de motocicletas, el día a día de las mujeres motociclistas es luchar y trabajar en un vehículo que para ellas es la extensión misma de su quehacer.

Te mostramos dos historias, de esas “pilotos” de motocicleta que día a día deben sortear dramas y un ambiente que todavía las mira con un poco de recelo:

“Yo nunca me he bajado de la motocicleta”

Luz Estela Zapata se dispone como todos los días a vestir su chaleco reflectivo, sus guantes y casco en su moto para dirigirse a practicar la que es una de sus pasiones: el fútbol. Como coordinadora del Club Deportivo Formas Íntimas, que entrena a pequeñas futbolistas, Luz tiene claro que alcanzar el logro de fundar su propia escuela y haber podido conseguir un trabajo digno no hubiera sido posible sin un común denominador: su motocicleta.

Y es que corría el año 1994 y cansada de sus turnos en su lugar de trabajo, que incluían sábados y domingos, en un momento de desespero le pidió ayuda y apoyo a su esposo Víctor para emprender juntos una aventura. Entre los dos hicieron el esfuerzo de comprar una motocicleta de segunda y con la recomendación de su mejor amiga, fue contratada como mensajera en una empresa que, en esa época, se dedicaba a revelar y retocar fotografías.

“Adquirir la motocicleta fue verdaderamente un gran esfuerzo. Con disciplina y gracias a esa herramienta de trabajo, saqué mi pase en una escuela de conducción. Y luego ‘aprendí’ el oficio de mensajera en la marcha, donde llegué a destacarme por hacer las cosas muy bien y con responsabilidad, eso sí, siempre teniendo en la mira, que en las noches tenía que entrenar”, nos cuenta Luz.

Y es que antes que la pasión por la moto, fue el fútbol. En la década de los 90 fue jugadora, y luego se erigió Coordinadora de la Selección Antioqueña de Fútbol Femenino. Esto le dio la oportunidad de viajar a países como Brasil, Cuba y Estados Unidos.

“En mi trabajo me apoyaban mucho. Me decían ‘consiga su propio reemplazo’ y yo siempre le decía a cualquiera de mis amigas y les prestaba mi motocicleta. Así fui llenando la ciudad de mujeres mensajeras”, dice orgullosa.

Le preguntamos cuál es la clave del éxito, para desempeñarse en un oficio que es tradicionalmente masculino y ni corta ni perezosa nos responde que fueron la lealtad, la responsabilidad y el autocuidado en la moto lo que le permitió ejercer por más de 20 años y es que esta mujer que apenas en 2014 dejó el oficio para dedicarse de lleno a su Escuela de Fútbol tiene las claves que le han permitido pasar con seguridad por dos décadas en las vías:

  • La atención, primero que nada. “Por ser motociclista uno no tiene permiso para hacer de todo, yo nunca me pasé aceras ni me paraba por ahí a comer en las esquinas”.
  • Maneje más despacio de lo que su capacidad y la de la moto se lo permita. “Por más ‘vueltas’ que uno tenga uno no puede cometer imprudencias ni manejar a más de 60km/h.

“En la motocicleta viajo con toda la tranquilidad”

Dary Lucía Castrillón es una masajista que ha trabajado de forma independiente por más de 20 años. Su rutina empieza muy temprano en la mañana y sus citas de masajes funcionales y cera corporal dan arranque desde las 5:00 a.m. y decimos que dan arranque, porque es en su motocicleta que ella se permite llegar a los clientes que tiene en un día.

Dary mujer trabajadora y emprendedora que ha logrado sacar adelante a sus tres hijos gracias a sus servicios a domicilio, ha podido darles un hogar, estudio y todas las comodidades necesarias, gracias a un oficio que ha desempeñado sobre dos ruedas.

“Hace 22 años compré mi primera moto y desde ese momento mi vida cambió. Antes trabajaba en centros de estética, pero gracias a la motocicleta pude independizarme y mejorar mi situación laboral. Fueron tiempos muy difíciles, apenas estaba comenzando y pude comprar mi moto gracias a préstamos de clientas que me apoyaron en el momento”, nos cuenta.

Para Dary el tiempo es oro, pues el éxito de su jornada depende de el número de domicilios que pueda realizar en un día. La motocicleta representa para ella su mejor aliada y su herramienta de trabajo más preciada. “Diario me desplazo grandes distancias. Puedo tener una cita en Laureles y la próxima en Sabaneta (barrios de Medellín) en horarios muy cercanos. Si no fuera por la motocicleta me sería imposible hacer este tipo de recorrido. Eso sí, nunca me desespero, ni abuso de la velocidad, pero con la motocicleta sorteo las avenidas de la ciudad con mayor soltura y eso me permite hacer un cálculo de las citas, basado en tiempos más ajustados”, comenta.

Las grandes ventajas de tener un vehículo de dos ruedas propio son la economía en todos los sentidos: tiempo, gasolina, mantenimiento y neumáticos. “Yo trabajo todos los días a veces hasta las 10:00 p.m. y con estas largas jornadas la motocicleta es la que me ayuda a desplazarme de manera fácil y segura”, cuenta Dary.

En la actualidad tiene más de 80 clientas que representan todo para ella y con la ayuda de su motocicleta espera que este número siga en aumento. Eso sí cuidándose mucho siempre, con reglas inviolables que ella sigue al pie de la letra:

  • Use siempre las direccionales, luz frontal y los espejos para indicar a otros conductores cuál será su próxima maniobra. “El uso del chaleco reflectivo en la noche es la mejor medida para el autocuidado”.
  • La motocicleta no es un vehículo de carga. “Yo nunca he llevado implementos que me impliquen sobrepasar el ancho de mi vehículo”.