Aclaró, sin embargo, que los abiertos se recomiendan para uso urbano, pues un motociclista debe entender que estos no son protectivos en la barbilla.
Una de las más recientes polémicas es el Reglamento Técnico de cascos protectores para el uso de motocicletas de la Resolución número 1080 del 19 de marzo de 2019 y que comenzará a regir en marzo del 2020.
Dicha norma indica que los fabricantes, importadores, comercializadores y organismos de certificación de cascos serán responsables por el cumplimiento de las condiciones técnicas exigidas como: visión periférica, ensayo de rigidez, ángulo de apertura del visor, extensión de la coraza, ensayo de absorción de impactos y transmitancia luminosa.
Para Jiménez, el usuario no es el responsable de saber que un casco es certificado o no, pues no hay forma de determinarlo ni tocándolo ni usando alguna herramienta. Mucho menos con logos que pueden ser falsificados.
“Yo diría que casi el 90 por ciento de los cascos que se comercializan actualmente en la ciudad cumplen con la normativa de seguridad y calidad, pues en la ciudad se hace una importante inversión en ingeniería para sacar al mercado productos de calidad al precio que el cliente necesita”, manifestó el experto.
Agregó que esto desmitifica eso que a mayor precio más calidad: “Hay cascos de 100.000 pesos que cumplen con la normativa y están certificados y otros de 500.000 que no”.
La empresa Inducascos cuenta con un laboratorio en el que se hacen las pruebas de resistencia y calidad en los cascos que fabrica para que realmente protejan. Sin embargo, son los laboratorios internacionales los que les dan la certificación.
“Ellos chequean tres cosas: primero, los insumos con los que se fabricó el producto; segundo, el proceso de fabricación; y por último, unas inspecciones periódicas que llevan a laboratorios acreditados y emite la certificación”, explicó el ingeniero.
Para él, la experticia y la educación vial también es vital para reducir los índices de fatalidad y aseguró que muchas empresas que venden moto prestan un servicio es que una especie de escuela a quien recién compra el vehículo pero por lo general la gente no lo aprovecha.
“Otro mito es sobre el visor oscuro, el cual se dice que es inseguro y cualquiera de los estándares internacionales lo permiten, hay dispositivos que permiten medir la opacidad y lo que se dice es que esta no puede eliminar más del 50 por ciento de la luz e incluso, creo que yo que en el día, un visor oscuro es más seguro que uno transparente, especialmente en lugares con contraluz o con mucho sol. Por eso muchos cascos vienen ahora con doble visor“, expresó Jiménez.
Llantas
Aunque para los cascos ya hay una regulación, no pasa lo mismo con las llantas, que para Fernando Ramírez, gerente general de la empresa Reencafé, son el primer elemento de seguridad que tiene una moto pues es con lo que esta rueda.
“Hay muchas llantas en el mercado. No es el ancho ni el alto lo que implica la seguridad en una. Es su compuesto. Las chinas, que son el 65 por ciento del mercado, son de compuesto duro y de caucho sintético alto lo quiere decir: muy buena duración, pero baja seguridad en agarre. Y son económicas”, explicó el directivo.
Hay muchas llantas en el mercado. No es el ancho ni el alto lo que implica la seguridad en una. Es su compuesto
Añadió, que en la Feria están presentando una alternativa con un alto compuesto de caucho natural y a precios competitivos para que el motociclista adquiera una llanta de más seguridad.
Ramírez aprovechó para desmitificar la creencia de una duración estándar para todo tipo de llanta. “Depende del tipo de terreno y del manejo. El promedio de cambio de llanta, por lo general, es la delantera que se hace cada año y medio y la trasera cada año. Pero, cada llanta tiene un testigo de desgaste que es el que indica cuándo se debe cambiar”, aseguró el experto.
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